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Cuentos_cortos_y_pensamientos_largos_(PO

Embarquémonos en mi visión del amor, la ira, la rutina, el cariño, lo bueno y lo malo entre otros aspectos que marchitan y florecen al ser. Se trata de una compilación de pensamientos acerca de diversas cosas en diferentes etapas de mi vida, además de la mezcla de cuentos cortos (No tan cortos) que enseñan mi forma de escribir y redactar las cosas.

 

Toda esta obra fue escrita por el mero placer de expresarme, la meta de un premio no se halla dentro de mis textos puesto que no he de buscar algo que en realidad no quiero, estos escritos son solo lo que dicen ser: Cuentos cortos y pensamientos largos.

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Cielo y Mar

El viento, así como sopla feroz, también susurra tierno. Y la belleza de esas hojas moviéndose en las ramas de tal forma que uno pensaría que las pequeñas verdes quieren huir, ayuda a expresar el durmiente sentimiento que se amansa en algún lugar de nuestro ser. Y él sentía eso en ese momento, pero sus palabras estaban secas ante tanta personalidad, ante tanto celeste de sus ojos, pensaba incluso que se trataba del cielo, o de algún lago cristalino reflejado en sus cuencas. Claro que los ojos de él, marrones puros, profundos, no permitían que aquellos cielos celestes se despejaran o se nublaran siquiera con los párpados.

 

Ella posaba su mano sobre la pierna de su compañero, de vez en cuando la acariciaba y despertaba en él un suspiro infinito. Así también, su mano recorría el brazo desnudo de la blanca piel de la chica, enredando así las palabras que querían salir a todo dar, mas tímidas se guardaban en sus labios sonrientes que lucían una comisura curvada y apasionada que hacían lucir sus labios tiernos de tal forma que a cualquiera contagiaría. Las manos suaves y amables del chico desprendían un cosquilleo en ambas mentes cuando recorrían aquel largo recorrido desde el hombro hasta los dedos que se enredaban al final con los del muchacho.

 

A pesar de que los labios querían juntarse y humedecerse, no podían, su timidez o tal vez la adrenalina de lo prohibido, lo impedía. Ambos pensaban siempre, ante toda acción de la vida, que lo mejor era arriesgar, que hay consecuencias para todo y, a pesar de las cicatrices, las heridas sanan en su mayoría, sin embargo, no avanzaban, se retraían como el agua cuando vuelve al mar después de dejar un rastro de espuma en la orilla.

 

Tanto ellos, como aquel dulce viento que paseaba el aroma del océano, no sabían hacia qué lugar se dirigían, hacia qué parte de sus pequeños universos llegarían. Y sí que les importaba, pues, no conformes con saber que se amaban, querían seguir avanzando, pero entonces, como todo suceso en la vida de un aventurero, tanto él como ella, sabían perfectamente que el amor, así como otro sentimiento, tiene sus vueltas. Y a veces... muchas veces, se vuelve paradójico. Entonces no sabes si golpear la orilla, o retraerte.

Ambos buscaban el sentido de existir, aunque sabían, en el fondo, que solo querían sentir existiendo, que no les importaba más. Y las ganas crecían conforme pasaban los segundos rasgando el tiempo, el momento que esperaban estaba cerca. La mano de la muchacha escapó de la pierna y comenzó a retirar lentamente la camisa desprendida del chico, mientras él, perdido en el momento, arrastró su mano libre por debajo de la blusa de su compañera generando así un escalofrío que disparó un suspiro excitado. Lentamente, comenzó a subir la blusa de la chica. Así estuvieron, despojándose de sus ropajes y sus miedos y timidez. Desnudaron sus cuerpos, y los unieron en placer y pasión.

Entonces entendieron que el sentido de existir era estar perdidos, al menos en ese momento, entre el cielo y el mar. Porque el cielo y el mar les pertenece, y su imperio es inmensurable, pues es así, como un sueño propio: Ellos eran sus propios dueños.

Publicado el 24/09/2018 en Monteveo.com

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